17.2.11

PARÁBOLA DEL PERFECTO DESCABEZADO

Cortaré mi cabeza feraz
inseminada de galaxias
y con ella, deleitoso, rodaré
sobre un campo de dudas
de donde brotará un lozano roble
que dejaré crecer sin tacha
sólo para talarlo.
Con la leña del árbol caído
asaré a fuego lento
el resto de mi cuerpo,
que en perversa ceremonia
ofreceré a las Moiras
como un manjar celestial
que entre múltiples orgasmos
excretarán convertido
en una melodía irresistible,
ladrona de la razón,
de todo aquel que la escuche.
Ebrios danzarán
hasta el desmayo
de amor y de muerte
los privilegiados,
pero al volver en sí
no concebirán más deseo
que un sagrado furor
de arrancarse las cabezas
y sembrarlas de inmediato
en un campo de dudas
de donde brotarán lozanos robles
que dejaré crecer sin tacha
sólo para talarlos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario