12.7.12

A VECES PERRO

Y lobo siempre que me quiero
ladrando, sin cadenas,
tres corazones llevo
en la jaula ciega del pecho:
uno muerde por traición,
otro lame a lengua suelta
y el tercero, que es peor,
su orina leal me bombea
en la sangre a la que debe
la suerte, quizá locura,
de su perra querida vida.

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