Mi torcerse y ovillarse, todo uno.
¿Sabré hallar un lugar donde estrellarme?
Razón de ser que para agonizarme
no se me indague más, porque me aluno.
De porcelana rota el importuno
barro que entre sombras quise armarme
sarcófago que pueda embalsamarme
tus encantos con mi espíritu fauno.
Madurando al sol de tu coño murió
la fe que ingrata quiso conocerse
y viéndose venir se fue contigo.
Y como aquí sólo cuenta lo que hirió,
sonriendo a sus fantasmas al perderse,
trocó tu fuga en molde de castigo.
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