A ver si hago ganas
para darme por vencido,
la enfermedad del alma
viene de serie
y no se vive sino de treguas
incapaces de animar
la tristeza original
que, alegremente, deslucen.
Siempre fue tarde
para pedir cuentas
por haber nacido;
siempre pronto
para rendirlas
por demorarse.
Mientras abajo,
en la lucha por trepar a hombros de otros,
todos se creen importantes,
escalando mi tedio
he llegado tan alto
que ya nada me distingue de nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario