Vamos, ríete de mi magia
si puedes hacerte el óbolo
que me trucó simultánea
la menor presencia infligida.
No he muerto, he desaparecido
en cada espectro de lo que fui,
en cada frecuencia de lo que seré;
por eso no puedes verme
ni mucho menos tocar...
¿mejor así?
No añadiré tu nombre
que es anexo de tu sexo,
conexión sin convención
y descarga que me carga
de una viva evocación,
de una ausencia tan convicta
de esa adicta convicción
donde expulsar mi deseo
por seguir, traspasado,
en la ajena realidad
como se sigue, justamente,
en la propia ilusión.
Muy bueno ladrón de almas.
ResponderEliminarMe encanta. Es, sencillamente, genial. Podría añadir más adjetivos pero para qué, todos se quedarían cortos!
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