Ella dice que no
No me des la vida,
siempre es demasiado poco,
dame la magia del instante
que no ahogue la obviedad
y ponga mi rabo entre los astros
aun llevando el pensamiento
por los suelos:
solo es mi forma
de arar el mundo
con dinamita.
Déjate soltar, no es tan difícil
sentir la mariposa
abrirse paso en la oruga.
Déjate surcar, no me preguntes,
sabes que mi desierto
aloja un mar subterráneo
que nunca podrás cruzar,
salvo si beso la calavera
que anida lasciva en tu rostro...
Levadura de locura primero,
crisálida perpleja después.
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