Roto el nudo gordiano de mi indiferencia
las manos reptan crótalos de mis recuerdos
con filigranas que me ahorcan por falencia
para volver resucitado a sus enredos.
Yace un tesoro en esta cripta sin acuerdos
entre las sombras que conforman su impostura
accidentada al alumbrar mi desventura
en la que nunca se hallarán salves ni credos.
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