Olías a guitarra recién amada
y suplicabas invencible sin decirlo
el golpe tullido de afecto que inflamara
la caricia póstuma en tu cuerpo ausente.
Nunca regresarán los trenes perdidos,
siempre los querremos a destiempo:
sus paradas son las estaciones
a las que no logramos soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario