Por el eje vertical que extrae
la pose aguerrida en el oso
y arranques de corcel fogoso,
nuestro santo y seña extiende
con cada cima una sima.
Tanto abismo nos da
la corona en sus alturas
huyendo de sus basuras,
como al ofidio el mundo arcaico
donde se muerde la cola.
Hombre y sierpe enlazados
la talla forman en cruz
de la Creación soberana.
De todas las estaciones
la más triste del alma.
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